La correcta interpretación de las texturas de menas es una tarea compleja, que requiere combinar una observación precisa y un análisis rigurosamente lógico. Como orientación y sin pretensiones de exhaustividad, se ofrecen algunas recomendaciones sobre la metodología de observación y algunas claves interpretativas básicas, cuya aplicación se ilustra mediante sencillos ejemplos de los procesos naturales más comunes. El lector podrá asegurar su asimilación y practicar su propio análisis, por referencia a las texturas descritas; para facilitarlo se citan, con los criterios de interpretación, algunas fotomicrografías más ilustrativas en cada caso.
Para concluir se discuten, muy brevemente, algunos ejemplos de análisis textural desde el punto de vista mineralúrgico, o de su aplicación geometalúrgica, con objeto de que el principiante pueda percibir la utilidad de esta información para este importante sector industrial, pero muy consciente de que el campo de la geometalurgia, por su amplitud y variedad, desborda ampliamente las posibles aspiraciones de este texto, según podrá comprobar en la abundante literatura.
Para ilustrar la aplicación práctica de criterios interpretativos, se comparan dos procesos importantes:
Así mismo, describimos brevemente las
Y trataremos también las
En primer lugar, para una interpretación fiable el observador debe ser consciente de los problemas relacionados con la escala de observación:
- Ante todo, se ha de reconocer la jerarquización natural de los procesos generadores de concentraciones minerales, pero también su complejidad. Por ejemplo, un proceso de relleno hidrotermal puede ir seguido por un episodio de deformación o por un re-equilibrio de la mena durante el enfriamiento y, finalmente, por reemplazamiento secundario exogénico: cada evento puede dejar su impronta textural, pero no todos tienen la misma importancia ni actúan a la misma escala. Es misión del observador el hacer un análisis contextualizado y realista, indispensable para una interpretación correcta.
- Por otra parte, hay datos que son perceptibles a una escala y no a otra. Por ejemplo, una geometría zonada, intercrecida o finamente bandeada a escala microscópica puede ser imperceptible en muestra de mano. Pero también, una textura bandeada gruesa, claramente visible a escala de afloramiento, puede aparecer como masiva a escala microscópica, si la sección pulida comprende una sola banda.
- Consecuentemente, las observaciones microscópicas nunca se deben entender aisladas, sino que deben complementarse con información a otras escalas, sobre todo con datos de campo o mina. Una textura correctamente interpretada como de relleno hidrotermal al microscopio puede corresponder en realidad a una vetilla en un cuerpo de stockwork apreciable en el campo, mientras que una muestra del relleno de una gran veta puede aparecer al microscopio como una textura masiva, indiferenciada. Para establecer correctamente una secuencia paragenética, no basta con los datos microscópicos: es indispensable tener en cuenta las relaciones de campo, en particular las relaciones de intersección que definen las distintas generaciones de vetas. En una palabra: se trata de aplicar correctamente los principios básicos de la metodología geológica.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que la mena no es más que una parte de la roca que llamamos yacimiento, el cual suele estar constituido mayoritariamente por minerales comunes o ganga (cuarzo, silicatos, carbonatos, etc.) cuyas texturas pueden ser también muy significativas y, en cualquier caso, nunca deben ignorarse. Una interpretación correcta ha de dar cuenta simultáneamente de las observaciones sobre mena y ganga y de las relaciones entre ambas. Por ello es muy recomendable habituarse a comparar, sistemáticamente y por principio, observaciones con luz transmitida y reflejada. Y, en la práctica, la necesidad de contar con una información mineralógica completa para las aplicaciones industriales (Geometalurgia) puede hacer de esta recomendación una exigencia ineludible.
Otra fuente de problemas es la confusión entre datos de observación e interpretación. Los primeros deben ser objetivos e incuestionables, cualquiera que sea el observador. Las interpretaciones tienen a veces, inevitablemente, cierto carácter subjetivo, pero una descripción textural correcta permanece inalterada, independientemente de cómo cada uno la interprete, y es siempre una fuente de información muy valiosa, aunque las ideas cambien. De ahí la necesidad de abordar el estudio textural, en un primer momento, con criterios rigurosamente descriptivos. Aun así, estos criterios pueden variar según el punto de vista, dependiendo del objetivo del estudio: granulometrías, intercrecimientos, secuencia paragenética, control de procesos en planta de tratamiento industrial, etc. Con frecuencia las texturas son complejas, pero en cualquier caso la descripción debe reflejar con claridad los rasgos más relevantes.
Partiendo de una descripción que satisfaga estos requisitos, llega el momento de interpretar las texturas observadas al microscopio. Aunque no entra en los objetivos del texto, conviene recordar trabajos como el ya clásico de Stanton (1972), que ofrece una sólida discusión –caps. 8, 9 y 10- de los mecanismos que controlan el crecimiento cristalino, así como sus interacciones y las formas resultantes, que van a definir las texturas (desde entonces, se ha trabajado mucho sobre el tema, cf. p. ej. Barton, 1991, Craig 1990 a y –b, o las abundantes referencias citadas por éste, por Bowels et al, 2011, etc.).
Como orientación para la interpretación genética, se analizan ahora las texturas microscópicas resultantes de algunos procesos típicos de génesis mineral.
Ante todo, es importante distinguir las texturas primarias de las modificadas. Estas últimas son muy frecuentes, dada la marcada tendencia de las menas metálicas al reequilibrio, pero aun en estos casos una observación cuidadosa permite muchas veces descubrir vestigios conservados de rasgos primarios (relictos) suficientes para una interpretación correcta.
Para ilustrar la aplicación práctica de criterios interpretativos, se comparan dos procesos importantes, relleno hidrotermal y alteración / reemplazamiento metasomático, caracterizados por texturas primarias y modificadas, respectivamente. Se caracterizan también, brevemente, las texturas coloidales y su evolución. La interpretación del microscopista debe ser siempre compatible con los datos de observación a todas las escalas y, muy concretamente, a escala de afloramiento / muestra de mano (mesoscópica).