Las texturas modificadas resultan de las transformaciones que sufre la roca tras la deposición de la mena, tendentes a restablecer el equilibrio perturbado por los cambios en el entorno, habitualmente presión, temperatura o quimismo, incluyendo también los distintos tipos de deformación frágil o dúctil. Se tratan con este grupo, para mayor claridad de exposición, las texturas metamórficas en general. Esto podría parecer contradictorio en el caso de yacimientos metamorfogénicos, es decir, formados esencialmente por procesos metamórficos, a diferencia de los simplemente transformados por éstos (yacimientos metamorfizados). En efecto, parecería más coherente, en principio, considerar como primarias las texturas de los yacimientos metamorfogénicos. Sin embargo, en los yacimientos más frecuentes de este tipo se observan texturas variadas, muchas de las cuales son el fruto de procesos sucesivos o cíclicos que van modificando los rasgos texturales precedentes, como ocurre en las concentraciones orogénicas de oro: en este caso, se considera más coherente analizar el cuadro textural en su conjunto, incluyendo las distintas generaciones depositadas y sus sucesivas modificaciones. Algo parecido podría decirse de las concentraciones de skarn, en las que son frecuentes los episodios de alteración o metasomáticos y de recristalización y en las que, además, suelen sucederse episodios de alta y baja temperatura.
Entre las modificaciones, se considera en primer lugar el re-equilibrio, es decir, las transformaciones espontáneas de la mena para adaptarse a condiciones cambiantes. Por ejemplo, en el caso de menas hipogénicas durante el proceso de enfriamiento la red cristalina se contrae y a veces debe ajustarse expulsando los átomos no estequiométricos o de dimensiones no compatibles, que se segregan en nuevas fases minerales. En menas supergénicas, por el contrario, el aumento de temperatura (por diagénesis, enterramiento o metamorfismo) facilita la recristalización de los agregados coloidales o criptocristalinos; así éstos minimizan su potencial químico aumentando el tamaño de grano y reduciendo la superficie específica, resultando agregados cristalinos secundarios. Algunos minerales inestables o metaestables se reequilibran espontáneamente transformándose en un polimorfo estable, como ocurre en la sustitución de marcasita por pirita; este proceso se conoce como transformación paramórfica (Ramdohr, 1980).
La exsolución o desmezcla se produce a partir de una disolución sólida de alta temperatura que deja de ser estable al enfriarse y se descompone en dos o más fases minerales intercrecidas, en proporciones determinadas por la composición original. La fase minoritaria aparece incluída en la fase principal, formando corpúsculos cuya orientación está condicionada por la estructura de ésta (Figs. 43.06.a, .b, .c, .e, .f, .g) y cuya distribución refleja a veces el primitivo zonado composicional. La realidad de este proceso está confirmada por resultados experimentales. Sin embargo, no todas las texturas atribuídas inicialmente a desmezcla se deben a este proceso, como muestran los frecuentes intercrecimientos entre calcopirita y esfalerita.
A alta temperatura, la calcopirita puede contener cierta cantidad de Zn (hasta 4.7% en sulfuros masivos según Huston et al.,1995, o hasta 12.7 at% en disolución sólida en la fase iss a 800ºC, según Kojima & Sugaki, 1984), el cual se segrega por enfriamiento en cristalillos diseminados en calcopirita (las típicas estrellas de esfalerita: cf Fig 42.20.b). Cuando es la esfalerita el mineral dominante se producen también texturas diseminadas (conocidas como emulsión de calcopirita en esfalerita: Fig 43.06.c), asimismo interpretadas tradicionalmente como de exsolución, aunque más recientemente y con apoyo de datos experimentales esta explicación se ha cuestionado, a favor de dos posibles mecanismos alternativos que implican ya sea co-precipitación, ya reemplazamiento.
En efecto, la investigación en laboratorio del sistema Cu-Fe-Zn-S muestra que, en condiciones similares a las habituales en yacimientos hidrotermales, la solubilidad de CuS en esfalerita es muy baja (<1 mol% a temperaturas inferiores a 600 ºC, Bowles et al., 2011), por lo que su exsolución no podría explicar la cantidad de calcopirita que aparece diseminada. Según la opinión más frecuentemente aceptada hoy, la diseminación de calcopirita suele ser fruto de un proceso de alteración o reemplazamiento secundario de esfalerita por calcopirita (chalcopyrite disease de esfalerita, muy común en sulfuros masivos: Fig 43.06.d). Y así lo confirman las evidencias texturales en general, pero en algunos casos se observan texturas en emulsión con partículas de contornos regulares y bordes suaves, que sugieren condiciones de equilibrio compatibles con un proceso de co-precipitación o, en el caso de Fig 43.06.c, de exsolución.
Los depósitos coloidales son proclives al re-equilibrio por aumento de la cristalinidad, lo que da lugar a una evolución textural de texturas colomorfas, a veces reducidas a relictos o fantasmas, a texturas musgosas, fibrosas y microcristalinas (Fig 43.06.h a -.l).
EXSOLUCIÓN – BLASTESIS |
EXSOLUCIÓN – GELES |