El zonado consiste en la variación sistemática de propiedades en algunas zonas del cristal, por ejemplo, según bandas concéntricas y paralelas a las caras cristalinas, que van sucediéndose como envolturas alrededor del núcleo del cristal (zonado de crecimiento, debido al desarrollo del cristal en episodios sucesivos: Fig 41.01.a). Con frecuencia dichas zonas manifiestan variaciones composicionales (zonado composicional), que pueden repetirse rítmicamente del núcleo a la periferia (zonado oscilatorio).
El zonado composicional se traduce en diferencias de color o reflectancia, a veces muy sutiles (Fig 41.01.b); no es raro, sin embargo, que los cambios composicionales sean imperceptibles al microscopio óptico y sólo se aprecien por microanálisis (microsonda electrónica) mediante variaciones en los contenidos de elementos mayores o por cambios sutiles en la distribución de elementos traza. Otras veces, por el contrario, no hay constancia de diferencias composicionales y el zonado se evidencia por alguna propiedad física (color, dureza, porosidad…), que varía en distintos sectores (concéntricos o no) del cristal. Generalmente el zonado se observa sin necesidad de analizador y en algunas menas, como skutterudita, el zonado de crecimiento es un rasgo muy característico (Fig sk5), pero en ciertos minerales, como löllingita, conviene usar el analizador (Figs 41.01.c y d), mientras que en otros la observación del zonado requiere ataque químico o, simplemente, ataque por aire, es decir, el desarrollo espontáneo de una pátina de oxidación superficial sobre la sección pulida del grano, causada tan sólo por la acción del oxígeno atmosférico con el paso del tiempo (por ejemplo, pirita, Fig 41.01.e y f).